Hernia discal
La hernia discal, es una forma aguda de la llamada enfermedad discal, o proceso degenerativo del tejido discal situado entre dos vértebras adyacentes, que se desplaza de su ubicación normal en el centro del espacio intervertebral, para invadir el canal espinal y comprimir la médula espinal o los nervios raquídeos.
Este problema puede ocurrir a todos los niveles de la columna vertebral pero es más frecuente a nivel de la columna lumbar, menos a nivel cervical y relativamente infrecuente a nivel dorsal.
El tratamiento inicial será fundamentalmente conservador, prescribiendo antiinflamatorios, fisioterapia etc. En el caso de que persistan las molestias en forma de dolor ciático o lumbar, o aparezcan debilidades en músculos del pie o la rodilla, podemos indicar la realización de un tratamiento quirúrgico.
La base de este tratamiento consiste en extirpar el material discal que comprime las estructuras nerviosas. Eso no permitirá la restauración de las funciones mecánicas del disco intervertebral pero eliminará las molestias, permitiendo a los paciente reincorporarse a la vida normal social, profesional y deportiva.
La cirugía que nosotros practicamos es la forma más miniaturizada del procedimiento.
A través de una pequeña incisión de 1,6 cm en la piel y bajo anestesia epidural, se introducen una serie de tubos hasta alcanzar la ventana existente entre vértebra y vértebra. Con ayuda del microscopio o endoscopio, se obtiene la visión precisa para alcanzar las estructuras nerviosas, liberarlas cuidadosamente y extirpar el material discal roto, consiguiendo así la descompresión de dichas estructuras tan delicadas.
El cierre se realiza mediante sutura interna.
El paciente puede movilizarse inmediatamente al recuperarse de la anestesia, permaneciendo ingresado entre las 24 o 48 horas.
Se estima que la recuperación total importa unos dos meses y se obtiene en un porcentaje superior al 90% de los pacientes. La mayoría de los enfermos pueden trabajar a las dos o tres semanas de la intervención.
El paciente deberá seguir un programa de corrección postural después de la intervención, para prevenir subsecuentes problemas en los pacientes. La mayoría de los pacientes son capaces de desempeñar cualquier actividad laboral o deportiva.